Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina

En 2012 la Asamblea General de la ONU designó el 6 de febrero como el Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina, una jornada de concienciación para ampliar y dirigir los esfuerzos para la eliminación de esta práctica.

 

La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos y que internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.

Esta práctica se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional,

así como algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica.

 

Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.

 

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)  Etiopía es el segundo país de África con mayor tasa de mutilación genital femenina (MGF).

 

La mutilación genital femenina ha afectado a 23,8 millones de niñas.

 

 

 

Etiopía tiene más de 80 idiomas y 200 grupos étnicos que hacen del país una mezcla diversa de culturas y tradiciones con diferentes conceptos de identidad.

 

Una de las prácticas tradicionales que se sostiene es la Mutilación Genital Femenina (MGF).

 

Y aunque la tasa nacional es aproximadamente del 74%, debido a la diversidad de culturas mencionada, en algunas regiones, la tasa puede crear una brecha entre el 27% y el 91%.

En Etiopía el 52% de las niñas sufre MGF antes de la edad de un año,

lo que hace que se realice antes en el Norte del país que en el Sur,

donde la práctica se asocia principalmente con el matrimonio.

 

También las justificaciones difieren de una región a otra y de una cultura a otra: a algunas personas la marcan como parte de su identidad cultural, otras como una demanda religiosa para garantizar la castidad y para prevenir la violación.

 

La mayoría como forma de controlar la sexualidad de la mujer.

 

El activista etíope Tesfaye Melaku Aberraafirma que Etiopía es una sociedad patriarcal y que existen restricciones morales y culturales sobre las mujeres y su comportamiento.

 

Como en muchos países del mundo, por desgracia, el sexo y la sexualidad son tabú. Una mujer que discute de sexualidad abiertamente podría ser etiquetada de ‘inmoral’.

 

Aunque la violencia machista y la discriminación de las mujeres son endémicas en Etiopía, los casos de mujeres y niñas que han sufrido violencia de género no son denunciados debido a la aceptación cultural, la vergüenza, el miedo o la ignorancia de las protecciones legales por parte de la víctima.

 

Poco a poco se empiezan a ver avances en la prevención, pero es verdad que queda mucho por hacer. Hay escasos cambios en las áreas rurales, aunque empieza a haber cambios importantes en las áreas urbanas. 

 

Uno de los grandes problemas Tesfaye Melaku Aberra denuncia es que no existe un programa continuo de creación de conciencia sobre los impactos de la MGF, ya sea a través de medios gubernamentales o privados.

 

«Me llamo Fenet a mí me mutilaron pero yo no lo quiero para mi hija” 

 

Fenet es líder comunitaria contra la mutilación genital femenina que se dedica a dar charlas por las comunidades rurales explicando su experiencia, su sufrimiento. Diciendo NO a una tradición cruel e injusta. Y a enseñar que las madres juegan un papel fundamental para evitar que mutilen a sus hijas.

 

En una de las zonas más pobladas de Etiopía se creó la Uncut Girls Club, primera generación de chicas que se ha negado a la mutilación, detrás de esta iniciativa está la Dra Bogaletch Gebre , activista que lleva toda la vida luchando por los derechos de las niñas y mujeres, contra la MGF, en Kembatta-Tembaro, donde creció.

 

Bogaletch y sus cuatro hermanas fueron mutiladas. Hoy por hoy, en el club de las jóvenes no mutiladas, ya no se dejan mutilar y son ellas las que eligen a su marido. En esta zona, la ablación del clítoris ha pasado en 15 años de practicarse en el 100% de los casos a solo el 3%.

 

Esto nos hace creer en el cambio, tener esperanza en que un día ya no hablaremos de estás cifras tan disparadas cuando hablamos de Etiopía. El cambio está llegando pero es lento.

 

Es un proceso que debe estar apoyado por gente local, gente que sabe las implicaciones culturales que tiene el no o el sí haber sufrido la MGF. 

Como menciona Iñaki Alegría en su libro:

 

Las mujeres etíopes serán las que erradicarán la práctica de la mutilación genital femenina, y lo harán a través de la educación, en realidad,  ya lo están haciendo en muchas regiones” 

 

“Las muchas formas de esclavitud, la comercialización y la mutilación del cuerpo de las mujeres,

exige que nos comprometamos con la derrota de estos tipos de degradación,

que las reducen a meros objetos que son comprados y vendidos”,

argumentaba el Papa en una reunión sobre asuntos femeninos celebrada por el Consejo Vaticano para la Cultura.

La Comunidad Misionera está comprometida con la derrota de esta práctica, apoya de forma directa la liberación y empoderamiento de la mujer etíope a través de la herramienta más poderosa y en la que más confiamos, la educación.

 

Sofía García- Ramos Fojón 

 

Psicóloga y colaboradora desde el 2013.

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